16 abril 2007

Victoria

"La había visto por primera vez cuando tenía doce años, e incluso entonces supo que se había enamorado. Casi dos metros y medio de mármol de dos mil doscientos años de antigüedad se alzaban orgullosos frente a su escasa altura en forma de imponente mujer alada, con el húmedo chitón y el manto que ceñía su figura esbelta iluminados por los focos blanquecinos del Louvre.
En aquel momento, ya lejano, casi pudo imaginar un rostro sobre la cicatriz cincelada a golpes en su cuello, de hermosa y pétrea severidad, clavándole una mirada delicada y amorosa.

Julien se sentó en la silla curul de madera apolillada, dejando caer pesadamente su cuerpo. Enterró el rostro entre las manos, cubiertas de polvo blanquecino, agrietadas y duras como el cuero. Las venas corrían gruesas como gusanos verdes bajo la piel del dorso, las uñas estaban sucias y rotas.
Observó el extremo del cincel clavado en el banco de trabajo de madera, desastrado. El mango de la herramienta aún rodaba por el suelo cubierto de periódicos viejos y amarillentos. Julien le dio una patada y se hundió de nuevo. Nunca, nunca, sería capaz de hacerlo."




Sólo es el principio, el resto, pulsando aquí, pero actualizar un par de veces la página hasta que veáis el minicuadro de descarga, la primera vez siempre da error. Ya sabéis, despellejad a discreción.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Salute!

Verás, tengo un problema. Accedo a la página Megaupload, introduzco el código, hago "clic" para iniciar la descarga y sale una página donde dice que Internet Explorer no puede abrirla (vamos, que me falla).

Es una lástima, porque la verdad es que el fragmento que leí tiene una consistencia impresionante y una fuerza humanista que manifiesta a la perfección el amor por el arte clásico. Te felicito, especialmente, por haber escogido algo tan simbólico como la Victoria de Samotracia. Una vez viaje por un día a París, mientras mi madre se reunía en una conferencia de compañías aéreas. Estar sola dando vueltas por "la citè de l'amour" fue la mejor de las experiencias que he tenido. Tuve la suerte de ir al Louvre y podre contemplar con mis ojos la imponente escultura de la Victoria, y si te digo la verdad, se me hace inevitable derramar una lágrima por algo tan bello como aquel momento. Tú, amigo, rescataste ese instante y me lo pusiste frente a mis ojos... ahora el mate me sabe a néctar de ambrosía y no puedo evitar sacarme la imagen de la Victoria de la cabeza.

Espero poder leer el resto, me he quedado literalmente "con las ganas", jaja.

Cuídate, chéri.

Besos. :)

Alfredo M. Pacheco dijo...

Bueno, caballero:

Mi opinión ya te la expresé vía e-mail, pero para el resto de internautas, diré que es una historia estupenda, con personajes muy bien construidos y narrada con habilidad.

No me voy a extender más aquí. Por cierto, Flor, si aún no la has leído, puedes ponerte en contacto conmigo y te la enviaré, ya que yo sí pude descargarla. Tú misma, cherie.

Saludos y hasta la próxima. Por cierto, este fin de semana, nuevo programa de radio: trata sobre "Lolita" de Nabokov.

Anónimo dijo...

Te lo agradezco, Alfredo, pero ya me la pasó Pelayo vía messenger. ;)

Bueno, compañero de letras, he leído Victoria finalmente. Late en ella una fuerza humanista que pocas veces he visto rescatada en un escrito. Es admirable la plasticidad que introduces en la psicología de los personajes; en cuanto a la trama, es entretenida y se me ha hecho hasta corta. :)

Bueno, me voy que echan La ventana secreta.

Un beso a ambos.

Anónimo dijo...

¡Enhorabuena!
Victoria, victoriosa.

Dante dijo...

Venga, señorita Hipatia, ¿ninguna opinión sobre el relato?

De todas formas, gracias (también por el juego de palabras ^^).

Anónimo dijo...

Un relato victorioso ya tiene la crítica hecha.
Yo me suelo fijar más en el fondo de los relatos que en la forma. En ese sentido, no es un secreto que Atenea o Minerva, en todas sus versiones, (incluída la Niké) es la diosa griega que más me gusta.

En esta historia veo (como lectora) una metáfora del paso del amor adolescente (platónico por definición) al amor real (más mundano, de andar por casa). El protagonista es incapaz de evolucionar de uno a otro, lo cual se podría interpretar en términos freudianos, pero bueno, ahí está.
Me ha gustado el momento en el que parecía que todo se iba a resolver, para al fin terminar precipitándose en el vacío. Hasta para terminar con su vida es clásico el chico..., muy a lo Séneca.

Dante dijo...

Las nikés no eran versiones de Atenea o Minerva (prefiero el primer nombre), sino diosas de la victoria en sí mismas. Otro tema es que muchas veces se le añadían alas a las esculturas de Atenea.

¿Qué interpretación le daría Freud a los problemas de Julien? Me intriga mucho ^^.

Anónimo dijo...

Es cierto que las Niké son independientes, aunque muchas veces acompañan a Atenea, por eso las suelo unir.

Sobre Freud, es como si el protagonista no pudiera superar la libido del yo, o de hacerlo, como si la libido objetal fuera totalmente objetal, sin que pudiera estar referida a personas.

Con esto cierro la intervención, pues hypatia se ha desayunado hoy peazo de plagio insultante, que le ha quitado las ganas de interaccionar.