26 noviembre 2008

CXXVII

Ternezas que se le ocurren a uno


"Anhelo, los días de invierno cruel,
Cuando el cielo gris brilla de plomo
Escupiendo, vomitando tempestades sobre mí;
Esos días en que la mañana está dormida
Las gotas suicidas se estrellan contra las hojas,
En que el frío me quema hasta las entrañas
Y el viento se ríe soplando contra mi cara.
Dentro del autobús respiran cincuenta cadáveres
Empañando el cristal, borrando indolentes el paisaje.
Así se va hundiendo lentamente mi sentir
En ese profundo pozo de mierda dentro de mí,
Lleno de esperanzas frustradas, de sueños de mentira
De ilusiones muertas, de “debería haber sentido”,
Pero no.
Tanto sentir se pudre despacio, con calma,
Un poco más cada día y cada palabra
Hasta llegar a ser esa nada a la que abandonarse
Y así soñar bajo la lluvia de invierno,
Con una palabra, un beso, un abrazo.
Al despertar, la lluvia ya ni siquiera duele."

27 junio 2008

Desde la ventana 04

"Son las tres de la mañana (cerotres : cerodos) y acabo de apoyar los codos en la imitación de mármol del alféizar. A los pocos segundos de encender el cigarrillo aparece el Señor-con-Pipa de Enfrente.
Vivo en una “avenida” estrecha, larga, entre dos hileras de edificios de cinco o seis pisos, así que es fácil ver a la gente que vive delante mía (y ellos verme a mí), a través de la ventana. Es un poco retorcido, ir buscando de ventana en ventana una escena para entretenerme mientras consumo un día de mi vida en cuatro minutos.
El Señor-con-Pipa de Enfrente vive un portal más abajo (creo que es el catorce), en el segundo piso. Tiene una especie de terraza, la mitad tapada por una cristalera y una especie de balcón minúsculo con espacio para un cuerpo humano (de pie) y una bombona de butano. Tendrá unos setenta y pico años, y hace al menos cuatro que lo veo salir a la terraza. Casi siempre va con una bata azul oscuro, peluda, de esos tejidos que se desgastan y forman bolitas, y una boina negra. Tiene la cara redonda, la nariz abultada y los labios gruesos, el rostro arrugado y sin afeitar.
No tiene un horario fijo, pero es raro el día en que no lo vea. Se apoya en la barandilla dorado oscuro de metal barato y se queda mirando la calle mientras fuma con una pipa normal y corriente, marrón oscuro y negro (últimamente fuma mucho menos, mira durante más tiempo los coches y las personas pasar de largo). Alguna vez lo he visto tirando papeles a la calle, hablando solo y maldiciendo. Dudo que me haya visto nunca, porque no es normal mirar hacia arriba si vives en un segundo piso.
Cuando lo veo pienso en cómo será vivir a esa edad. No me gusta pensar que llegará un momento en el que lo más interesante que pueda hacer sea mirar por la ventana durante tanto tiempo. Para ese hombre seguramente no haya nada “nuevo”, algo que no haya visto o experimentado. Y si lo hay, seguramente no le apetezca descubrirlo. ¿Qué clase de emoción se siente a los setenta y cinco, ochenta años?

A veces termino el cigarro y me quedo un rato mirándolo, intentando que la música suene muy por encima del ruido de los coches que avanzan sin darse cuenta de nada de lo que sucede sobre sus techos, o de las gaviotas que se posan en los tejados.

En el fondo es algo que no voy a descubrir hasta que tenga setenta y cinco, ochenta años, pero me gusta pensar que el Señor-con-Pipa de Enfrente también piensa en las vidas de toda esa gente que ve (vemos) pasar de largo."



El Señor vive algo más abajo, pero el cielo es más bonito que su cara.


28 abril 2008

El pozo del alemán (y dos)

He añadido una pequeña escena al inicio, lo he podado y le he quitado ese asturiano de mierda que había intentado escribir.

El enlace como siempre, se mete la contraseña, se esperan 45 segundos, se hace click en "Free download", y tal.

http://www.megaupload.com/es/?d=RW8UXBTY



26 febrero 2008

Hm

CXXIII

Amanece un cielo sucio, negro y gris,

Que escupe lluvia contra el asfalto,

Y me despierto abrazado al calor de un sueño;

Abrazado a tu olor, a tu tacto, a tu aliento,

A un hueco vacío bajo las sábanas.

Y los versos suenan a ganas de gritar,

A palabras y silencios en un sueño de humo.


10 enero 2008

El pozo del alemán

Pequeño relato, a medias inspirado en una historia real, a medias una especie de cutremitología asturiana.
Aviso, mi pequeña incursión idiomática no admite críticas, escribí según me suena, y probablemente exagerando.

"Conforme avanzaban el camino se volvía más agreste; recorrían rutas de pastores hacia zonas de pasto para ganado, sobre guijarros y regatos. Después de rodear una ladera escarpada llegaron a una pequeña vega a la sombra de una pared de roca.

La cabaña estaba medio oculta tras un repecho rocoso. Era de la misma peña gris que abundaba en las montañas, pequeña, con el tejado inclinado de sucia teja roja sobre las que reposaban piedras de diversos tamaños. La puerta era de madera negra en dos partes, con un ventanuco de vidrio y remaches de hierro. Cuando Xune se sentó en el banco de piedra que había en la fachada tenía la cara congestionada y sudorosa. La mano izquierda le temblaba."

Ya sabéis el sistema de Megaupload; escribes las letras que aparecen en la imagen, esperas 45 segundos y "Free download".
http://www.megaupload.com/es/?d=BV2G89RC

La imagen, el pozo (seco) de la historia.



05 enero 2008

Desde la ventana 03

"Según la valla luminosa de la farmacia de al lado son las cuatro y poco de la mañana, diecisiete (menos tres, que la valla está estropeada) grados. El aire es muy seco y húmedo, agobia. La luz de las farolas es la de siempre, como los edificios, los coches y el cielo de color gris sucio. Lleno y vacío los pulmones de humo mientras suena “Time tonight” en el mp3. A estas horas y habiendo fumado voy un poco más despacio, los pensamientos son muchos y muy rápidos, pero a la vez las sensaciones son más sutiles. En el edificio de enfrente (portal veintinueve, segundo piso), a través de la ventana del, creo, salón, veo a dos personas sentadas en el sofá, jugando a la PlayStation. Los miro unos segundos, uno de los dos es una chica. La ventana casi siempre tiene la persiana bajada, me fijo un poco más. Y me doy cuenta de que yo casi nunca bajo las persianas en el salón, y suelo dejar abierta la ventana. Se me viene a la cabeza “La ventana indiscreta”, pero en seguida termino el cigarillo y me concentro en la música. Cuando se acercan los últimos cuarenta segundos empiezo a reírme. No es tan escandaloso como una carcajada; es sólo algo más que una sonrisa.
Una hora más tarde todo está igual que como lo dejé antes de irme a bucear en YouTube; la misma temperatura, la misma luz, incluso la misma pareja aporreando los mandos de la videoconsola. Enciendo otro cigarro y empiezo a escuchar “Castles made of sand”. Sólo se me ocurre pensar que en realidad no entiendo lo que es la música, es un lenguaje que me resulta totalmente ajeno, me desconcierta. Aun así es maravillosa.
Los pensamientos se esfuman en cuanto cierro la ventana, cuando me concentro en no tropezar a oscuras."