14 marzo 2011

Desde la ventana 07

"El día de hoy empezó con las botas llenas de barro después de trepar monte arriba, rozando la hierba húmeda con la punta de los dedos, con un darse la vuelta y de repente encontrarse con un horizonte gigante, una nube gris y la sorpresa de un arcoíris.
El día de hoy empezó con una sonrisa.

Veinte horas más tarde tengo el amanecer delante. Y hace diez me atravesó un rayo de luz. Con la lengua pegada a un cartón con una flor de loto morada, de repente se me hizo un agujero en el pecho y me llené de luz. Empecé a sentir cada parte infinitesimal de mi cuerpo; cada cabello, cada vena, cada pequeña chispa de electricidad en el cerebro como jodidos fuegos artificiales. La música vibraba sobre mi piel en cosquillas rítmicas. Todo era de colores brillantes y preciosos, todo era dolorosamente maravilloso. Toda la mierda se fundió en la mejor sonrisa que haya surcado nunca mis labios. Felicidad de mentira en pequeñas dosis durante seis horas y media. Y luego caerse de vuelta a una realidad que resulta gris, anodina y deprimente.

Ahora los pájaros se posan en los tejados de las casas en frente mía con esa ligereza que nunca dejará de sorprenderse, ese dejar de batir las alas y aguantar la respiración durante el brevísimo momento en que se termina el volar y las uñas tocan algo que no sea aire. Los miro quedarse quietos y hablarse, aprovechando como yo el amanecer. Siete, negros, pequeños, con el pico rojo, se posan en un árbol que lleva desnudo desde noviembre. “Siete para un secreto que no contarás nunca “, escribió uno de los mayores (y mejores) soñadores en un libro salpicado de polvo de estrellas.

Las nubes se van comiendo el sol, y el aire de mañana fría se me va pegando a la piel. Es hora de tirar el cigarrillo que ya casi quema en los dedos al cementerio de colillas que he ido creando en estos meses en el tejado del cobertizo, de darse la vuelta y meterse en la cama. Que el edredón lo inunde todo de calor, a pesar del hueco infinito en el lado derecho del colchón. Que el trinar se cuele por la ventana y en mis oídos, que los ojos se cierren y…"

El día de ayer.